Leer para leer
Una iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación distribuye en las escuelas públicas y privadas un libro que reseña una enorme cantidad de opciones de lectura para público infantil y juvenil. Mientras tanto, varios especialistas trabajan ya en la versión iberoamericana.
“Nunca es temprano para compartir un libro con los niños. Si aguardamos a que sepan leer para leerles, es como si esperáramos a que sepan hablar para hablarles”, dice la frase de la prestigiosa psicóloga británica Penélope Leach, que sirve de puerta de entrada a 300 libros para leer en las escuelas, una iniciativa del Plan Nacional de Lectura llevado a cabo por el Ministerio de Educación de la Nación, junto a la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina, que llega para responder uno de los interrogantes más acuciantes del ámbito escolar: ¿qué libros pueden leer los chicos y, al mismo tiempo, cómo informarse acerca de ellos?
En esta obra se recomiendan lecturas innovadoras para el ámbito escolar, ya sea por tratarse de publicaciones nuevas como por la calidad de las mismas: El príncipe feliz de Oscar Wilde, El viaje de Héctor Tizón, Las galochas de Juan Sasturain o Teodoro y la luna de Eduardo Rovner con ilustraciones de Luis Felipe Noé, son algunos de los libros reseñados con síntesis argumental y características específicas.
Margarita Eggers Lan, la directora de esta obra, explica al respecto que “todavía existen muchos prejuicios sobre cánones cuando, en verdad, suelen trabajarse en lugares oficiales ciertos cánones ocultos, y cuando un ministerio compra una biblioteca de alguna manera entrega un canon. Aunque parezca increíble, en los últimos diez años no figuró en las lecturas de la escuela una escritora de la relevancia de María Elena Walsh; en ese sentido nos propusimos algo problemático: que todos los libros se puedan conseguir en la Argentina; en los casos en que eso resultaba imposible, decidimos elegir libros con editoriales que tuvieran sucursal en nuestro país para que los interesados los puedan pedir. Esto es algo que desde hace mucho nos venían pidiendo muchos padres, pero la idea es que los docentes tengan también una guía, por eso hicimos un índice por temática”.
Efectivamente, este volumen –del cual se imprimieron 50 mil ejemplares que serán distribuidos de manera gratuita en cada uno de los colegios primarios públicos y privados del país, y también en jardines de infantes–, además de permanecer en la página web del ministerio, cuenta con índices por autor, por títulos e incluso por grado de lector, ya que hay lugar para “primeros lectores”, “lectores con vuelo propio” y para “lectores expertos”. Pero para facilitar aun más la recomendación a docentes y padres, la obra también presenta ejes temáticos como “responsabilidad y crecimiento”, “búsqueda de la identidad”, “juegos de palabras”, “sentimientos”, “descubrir el mundo”, “superación de dificultades”, “miedos” y “convivencia”. Categorías que ponen de manifiesto la unión que suele existir, en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, entre calidad literaria y calidad de transmisión de valores, y hasta ideología.
De paso por Buenos Aires, Laura Guerrero Guadarrama –especialista convocada para realizar las reseñas de literatura mexicana correspondiente al segundo tomo de esta iniciativa, pronto a aparecer y que doblará la apuesta, mostrando un extenso panorama de la literatura iberoamericana–, nos cuenta: “Seleccionamos diversas obras dentro del inmenso bagaje que se produce en México, libros que podemos compartir con entusiasmo con académicos y profesores, un trabajo que demandó una minuciosa investigación; tengo trabajados más de 300 títulos con análisis individuales y selecciones por calidad literaria, y también por textos de condición entrañable, teniendo en cuenta la transmisión de ideología y la manera de leer el mundo. Creo que, además de cumplir el objetivo que se propone el Ministerio de Educación de la Argentina al acercar los escritores y la lectura a los chicos de todo el país, se trata de un gran primer paso para romper las barreras que impiden que llegue la literatura infantil mexicana a la Argentina y viceversa, un paso excepcional”.
FUENTE: Suplemente Radar en Diario Página 12, 28/08/2011. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4390-2011-08-28.html#formu_mail
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